Región Valparaíso

¿Cuánto vale el agua? José Luis Murillo, gerente general de Esval

El cambio climático ha transformado la producción y distribución de agua potable en un desafío. La escasez hídrica nos obliga a replantearnos el valor de este recurso. La Región de Valparaíso se ha convertido en un ejemplo de esta realidad, enfrentando una sequía prolongada que ha puesto a prueba la resiliencia de la infraestructura hídrica.

La profundidad de la sequía es alarmante, algunos estudios indican una disminución de hasta un 80% en las precipitaciones en ciertas áreas durante la última década, impactando los embalses y acuíferos, generando estrés hídrico.

 

En este escenario, Esval ha desplegado grandes esfuerzos, logrando mantener la continuidad del suministro de agua potable. A través de inversiones en infraestructura, como la mega conducción reversible Aromos-Concón (única en el mundo por su diseño y versatilidad), habilitación de nuevas fuentes y la optimización de la red de distribución, hemos alejado la posibilidad de racionamiento en miles de hogares, que hoy sería una realidad de no haber actuado a tiempo.

 

Basta con abrir la llave para tener agua. Sin embargo, detrás de esa simple acción hay una compleja red de gestión, colaboración y trabajo continuo. Desde la captación y potabilización, hasta su distribución y monitoreo, cada etapa requiere planificación y una inversión constante en tecnología e infraestructura.

 

Esta realidad, aunque crítica en Valparaíso, no es exclusiva de nuestra región. En Ciudad del Cabo y regiones de California en Estados Unidos, han enfrentado severos racionamientos. Estas experiencias nos recuerdan la fragilidad de las fuentes y la importancia de una gestión responsable y conjunta entre todos los actores.

 

Los desafíos para los próximos años son enormes. El cambio climático continúa avanzando, y la demanda de todos los usuarios sigue en aumento. Por eso preguntarnos “cuánto vale el agua” es esencial, más aún cuando reconocemos las expectativas respecto de un servicio continuo, ante un recurso muy escaso.

 

La ciudadanía espera que las empresas sanitarias sean capaces de garantizar el suministro de agua potable de manera sostenible y equitativa. Por eso, debemos reconocer que el agua potable es un recurso valioso y escaso, y que su gestión sostenible requiere de un compromiso conjunto del Estado, las sanitarias, la agricultura, la industria y la ciudadanía.

 

Afrontar el futuro sólo será posible con análisis serio que reconozca el valor de producir y distribuir agua potable, con un marco jurídico sólido que nos permita tomar acciones inmediatas, con visión de largo plazo e infraestructuras y acuerdos para incrementar la seguridad hídrica a pesar de las condiciones climáticas adversas. Nuestro país lo necesita, porque el agua vale y mucho.

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